Se cuenta que Napoleón Bonaparte tenía una mente muy retentiva y se sabía el nombre de casi todos sus soldados e iba a hablar uno por uno con ellos la noche antes de la batalla.
Recordar sus nombres y platicar con ellos, creaba un vínculo poderoso y hacía que sin pensarlo dos veces ellos lo apoyaran en todo lo que emprendía.
Esta anécdota nos ilustra que recordar los nombres y platicar en confianza con las personas que tenemos a cargo, crea un vículo poderoso para que nos apoyen en todos los proyectos que tengamos.
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